Mutnedjemet, la última soberana de la XVIII dinastía

Mutnedjemet, la última soberana de la XVIII dinastía

La legitimación real del faraón Horemheb


Conferencia del curso 2002-03 de la AEDE


Esta conferencia, en parte continuación de la expuesta por Doña Teresa Armijo referente a la reina Nefertiti y las princesas de Amarna, nos planteará los interrogantes que presentan en la actualidad el ascenso al trono del general Horemheb y la influencia de su segunda esposa, Mutnedjemet.

Nuestra historia se desarrolla en un contexto político-social complicado. Dos o tres de los personajes principales del relato vivieron la instauración de la religión atoniana, el cambio de capital de Tebas (Uaset) a Tell el-Amarna y su posterior desmantelamiento, a la par que el clero de Amón, símbolo del poder de la dinastía XVIII, retomaba su hegemonía.

Por si esto fuera poco las sucesiones dinásticas en este periodo se tornan complicadas y los faraones implicados en el devenir del final de la dinastía XVIII no son, dentro de nuestros conocimientos actuales, herederos directos al trono de los reyes precedentes.

Si nos detenemos brevemente en la lista genealógica de este periodo observamos multitud de líneas discontinuas que nos indican dudosas adscripciones paternas y maternas por lo que mucho de lo que contemos hoy serán teorías y propuestas de diferentes autores.

Horemheb realizando una
ofrenda en su tumba
del Valle de los reyes.
Dividiremos la conferencia en cuatro puntos bien diferenciados intentando hacerla más didáctica, desvelando los principales aspectos que legitimaron el ascenso al trono de Horus de su hijo Horemheb, general del ejército egipcio. Primero estudiaremos Mutnedjemet A, luego a Horemheb y Mutnedjmet B. Al final, procuraremos dar algunas evidencias, algunas muy débiles, que nos permitan pensar que tanto Mutnedjmet A como Mutnedjmet B, damas de la alta sociedad egipcia, son la misma persona y que gracias a ello quedaba legitimado el ascenso al trono del general Horemheb.

Para nuestro propósito será imprescindible infiltrarnos levemente en los problemas hereditarios del final de la dinastía XVIII.

La dama que hemos llamado Mutnedjemet A vivió, con toda
Relieve de la tumba del padre divino Ay.
seguridad, en la corte del faraón hereje, Akhenatón (Amenhotep IV). Su persona aparece en varios relieves y dibujos de las tumbas de época amárnica. Más de una decena de inscripciones del recinto arqueológico de Amarna nos hablan de ella, entre las que cabe destacar la tumba del padre divino Ay (número 25), de la que apreciamos un relieve; la de May donde los grabados aparecen en la puerta; la de Panehesy…
Dibujo de un relieve de la tumba de Panehesy

…la de Parennefer, con una construcción en la que su eje transversal es mucho más largo que el longitudinal; y, por último, la Meryra II, con las inscripciones a la entrada.

La tumba amárnica de Ay, ubicada en las colinas occidentales, es famosa por ser el lugar donde se encuentran los célebres himnos solares al dios Atón.

No podemos menos que destacar alguna de sus líneas.


Que aparezcas hermoso en el horizonte del cielo,

oh Atón vivo, quien originó la vida.
Habiéndote elevado en el horizonte oriental del cielo
con tu belleza llenaste toda la tierra.

Estás hermoso, grande, radiante,
ensalzado sobre lo que está sobre la toda la tierra;
tus rayos abrazan las tierras
hasta el límite de todo lo que has creado.

La presencia de estos textos en la tumba de Ay ha hecho sospechar a algunos estudiosos que la autoría de los mismos es del sacerdote, no del rey Amenhotep IV.

En el problema que ahora nos atañe, en los muros de varias de las tumbas que hemos expuesto, entre ellas la del padre divino Ay, aparece una inscripción que relaciona a Mutnedjemet A con Nefertiti Neferneferuaton, la reina, esposa de Akhenatón. Nuestra dama es hermana de la gran esposa real (snt Hmt-nswt wrt). Es curioso que sea la única relación directa de parentesco que conocemos hoy en día de la esposa del faraón hereje, pero el origen paterno y materno de ambas no ha sido aportado. ¿Existe un motivo para tal olvido? En esta conferencia no podemos entrar a discutir esta hipótesis, pues sería demasiado especular.

Algunas de las teorías publicadas sitúan a Nefertiti con antecedentes mesopotámicos, como hija de Tushratta y Yuni, mientras que otros investigadores ven más plausible que las dos hermanas fueran hijas del faraón Ay y de su esposa Tiy, cuyo árbol familiar también se desconoce. En contra de esta última aseveración se ha argumentado que Mutnedjemet A nunca aparece en las pinturas de las tumbas al lado de Ay ni de Tiy. Incluso en la tumba del faraón, en el lado este del muro norte, cuando Ay es recompensado por el rey Akhenaton y su esposa Nefirtiti, Mutnedjemet A se encuentra alejada de la escena, dentro de las dependencias del palacio junto con las jóvenes princesas, a las que acompaña con frecuencia, lo que refuerza considerablemente los lazos sanguíneos con la familia real. De ser ciertas las inscripciones de las tumbas, y no hay porque pensar lo contrario, las princesas de Amarna serían sobrinas de Mutnedjemet A.

Susan James comenta, en su trabajo sobre Mutnedjemet, que si Ay hubiera sido el padre de Nefertiti, lo más normal es que alardeara de ello en alguna de sus inscripciones y mucho más cuando se alzó en el trono de Horus, a no ser que Nefertiti acabara estando proscrita.

Una tercera teoría coloca a las dos hermanas emparentadas con una de las poderosas familias de Akhmin (Ipy), lugar de procedencia de Tiy, la gran esposa real de Amenhotep III (Amenofis III).

Las representaciones de la hermana de Nefertiti presentan algunas peculiaridades dignas de mención. Su cabeza no es representada con la forma apepinada habitual como ocurre, por ejemplo, con la de sus sobrinas, sino que es braquicéfala y bien proporcionada.

Su cabello es dibujado de diversas formas. Puede estar rapado como en la tumba de Tutu, un alto dignatario de origen sirio de la corte de el-Amarna, o sustituido por una peluca a la manera nubia como en la tumba de Parennefer. En ambos casos, un mechón de pelo aplanado cuelga a un lado de la cabeza, hacia la derecha en la mayoría de las representaciones, excepto en la de la tumba de Tutu que cuelga hacia el lado izquierdo, posiblemente porque la intención del artista era que se viera el mechón. Esta especie de coleta era frecuente en los niños varones de las clases dirigentes, aunque en época amárnica se puede encontrar en las niñas. De hecho la hija menor de Parennefer ha sido representada con ese atuendo en la tumba de su padre. Lo que no parece frecuente es portarla en la adolescencia como es el caso de nuestra dama palaciega, aunque Meritatón, una de las princesas reales la lleva. Algunos autores han querido ver en este detalle un cambio en la significación de su presencia. En esta época de la historia egipcia los cambios fueron múltiples y en muchos aspectos. El mechón dejaría de simbolizar que su portador estaba en edad infantil, pues los varones dejaban de llevarlo al alcanzar la pubertad, para tener un significado más social, rango real. Solamente las mujeres relacionadas con la familia real tendrían este privilegio.

Otro aspecto relevante de Mutnedjemet A en las imágenes, apreciable en la tumba de Parennefer donde se la ve paseando plácidamente junto a varias de sus sobrinas, es su tamaño relativo. La altura de la dama es mayor que la de las niñas. De todos es conocido que el tamaño relativo en la imaginería y estatuaria egipcias era un indicativo del rango social. El rey es representado de mayor tamaño que sus súbditos, el dueño de la casa que sus sirvientes. Pero teniendo en cuenta las variaciones artísticas e ideológicas del periodo en el que vivieron estos personajes y su tendencia al realismo, la diferencia de tamaño en los grabados entre las princesas y Mutnedjemet A puede significar, solamente, una diferencia de edad, sin mayor consideración, aunque más tarde volveremos sobre el problema. Es razonable pensar que la hermana menor de la reina Nefertiti fuese mayor que sus sobrinas, quizá viera la luz dorada de Egipto durante el reinado de Amenhotep III.

Otros autores, por el contrario, han querido ver en estas representaciones, una relevancia religiosa, un importante papel de la hermana de la reina en el culto a Atón, el disco solar.

Su influencia cultual en la religión atoniana se ve reforzada por el grupo de sirvientes que acompañan a la hermana de Nefertiti en los dibujos de las tumbas entre los que destacan dos figuras, dos enanos, una mujer de nombre Hemetnesutneheh (“la esposa del rey será eterna”) y un varón Mutefpra. Conocemos el carácter mágico-protector asociado a estos seres en el Egipto antiguo relacionado con la fertilidad y la protección contra el mal. En algún diseño podemos ver el carácter acondroplásico del enanismo de esos dos personajes pues han sido representados con las piernas curvadas hacia el exterior un signo típico de esa enfermedad.

En las procesiones ceremoniales Mutnedjemet porta un cetro hathórico terminado en una larga pluma y dos ‘shas’. Si comparásemos las diferentes composiciones, la noble dama porta el cetro siempre en la mano derecha, excepto en la tumba de Tutu, donde lo sujeta con la izquierda, siempre la más cercana al espectador, de ahí que la posición del mechón deba ser considerada como indiferente y parece estar relacionada solamente con la intención del dibujante de mostrar el tocado al espectador.

Aunque de menor trascendencia para la exposición que nos atañe, comentaremos dos hechos arqueológicos que Susan James describe en su trabajo en KMT sobre la noble dama.

El primero es el cambio de asignación de una escultura asignada a Ankhesenpaatón que presenta dos peculiaridades: la ausencia de la dolicocefalia o cabeza apepinada y el tocado nubio, propios de los diseños en los que aparece la hermana de Nefertiti. Está imagen está custodiada en el museo Metropolitano de Nueva York (MMA 31.114.1).

El segundo son dos estudios del taller del escultor Djehutymose en Amarna, ahora en el museo de Berlín, que se habían atribuido a Kiya, esposa secundaria de Amenhotep IV (Akhenatón).

La influencia de Mutnedjemet A parece extenderse hasta la desaparición de la propia reina Nefertiti, alrededor del año 14 del reinado de Akhenatón. Por esta fecha, la noble dama estaría en edad casadera, cercana a los 25 años ¿Estaría casada en esa fecha? Si fuera así, desconocemos quien sería su esposo, que con toda seguridad pertenecería a la clase patricia.
Horemheb

A partir de este momento se pierde el rastro de Mutnedjemet A. Ahora nos centraremos en Horemheb, último monarca de la dinastía XVIII ¿Cuál fue la situación socio-política que permitió su ascenso al trono?.


Cráneo de la tumba KV55
Tras la muerte de Akhenatón, surgen problemas sucesorios si es que no existían con anterioridad. Asciende al trono de Horus Smenkara, de filiación compleja, a quien se han asignado como padres Amenhotep III y su hija Sitamón. Incluso en algunos trabajos lo consideran hermano de sangre de Amenhotep IV (Akhenaton), quien en otra teoría es considerado su padre. En el trabajo de Susan James, la autora presupone que la momia de la tumba KV55 es Smenkare (para otros es la de Akhenatón) posible hermano de Tutankhamón, basando estas consideraciones en el estudio de los grupos sanguíneos y en sus análisis de los antígenos sanguíneos. Ambas pertenecen a los grupos A2 y MN1. Incluso, aunque fueran hermanos, problema que podría subsanarse por análisis de DNA, no se aclararía su paternidad.

Smenkara muere pronto sin descendencia conocida, y asciende al trono el pequeño Tutankhamón quien comienza la restauración del culto oficial a Amón (estela de la restauración Urk IV 2.028, 7).

Tutankhamón es llamado ‘el hijo del rey de su cuerpo’ en un edificio construido en Hermópolis en los años finales de la revolución amárnica. El faraón padre tendría que ser en ese caso Akhenatón, pero en ningún documento aparece Nefertiti como madre de un varón, lo que nos vuelve los ojos hacia Kiya o cualquier otra dama principal del harén real. En la tumba real de Amarna hay dos estancias destinadas a mujeres muertas supuestamente de parto. En una de las representaciones, la correspondiente a la cámara alfa, pared F, se ha grabado la extracción de un bebé vivo ¿Sería Tutankhamón?.

Para otros estudiosos Amenhotep III, padre del rey hereje, lo sería también de Tutankhamón. Esto supondría que Akhenatón y Tutankhamón serían hermanos (un problema para dar validez a esta teoría lo representa la diferencia de edad entre los dos monarcas y la edad del propio Tutankhamón, que implicaría o que Amenhotep III abdicara en su hijo Amenhotep IV de lo que no hay ninguna referencia o que el reinado del hereje fuese más corto de lo que los historiadores asignan). Esta filiación está basada en una inscripción del templo de Luxor donde se lee


...renovando el monumento de su padre, el rey del alto y bajo Egipto Nebmaatra.

Pero (jt) el vocablo egipcio para ‘padre’ es utilizado con mucha frecuencia para designar a los antepasados familiares por lo que la prueba no es suficiente. Tampoco podemos pensar en una línea de descendencia directa, pues muchas veces esta palabra es utilizada para referirse a los predecesores en el trono tengan o no lazos familiares.

Como es necesario justificar alguna conexión real de Tutankhamón que explique su ascenso al trono de las Dos Tierras en una edad tan temprana, han surgido otros dos posibles progenitores:

- Uno es el padre divino Ay.  De nuevo un texto, esta vez inscrito en Uaset (Tebas) en lo que se ha dado en llamar ‘la casa de Tutankhamón Nebkheperura’, Ay dice:


Es para mi hijo, el buen dios, señor de las Dos Tierras, señor de la acción (en algunos casos se ha traducido como señor del ritual), rey del alto y bajo Egipto Nebkheperura, que he construido este monumento.

Si la filiación es real o simplemente propaganda del rey es un enigma, pero la necesidad de justificación de Ay para ascender al trono de Egipto parece motivo suficiente para plasmar ese texto. Es raro que no haya aparecido ningún otro documento que los asocie como padre e hijo. No es frecuente, en Egipto, que un hijo ascienda al trono antes que su padre.

Para complicar la situación más, si es posible, y debido al análisis de los grupos sanguíneos que ya comentamos con anterioridad, se ha especulado con la posibilidad de que el faraón niño fuera hijo de Smenkara y Meritatón, y hermano de Meritatón Tasherit, la pequeña, pero la legitimación de Tutankhamón puede provenir simplemente de su matrimonio con Ankhesenpaatón, nuestra próxima protagonista.

Tras la aparatosa muerte del propietario de la tumba más famosa de la antigüedad, se produce un extraño suceso en la historia de Egipto. De todos es conocido que la momia del rey presenta una fractura craneal que con toda probabilidad provocó una hemorragia cerebral que acabó con la vida del rey. Si fue causada en un combate para sofocar una rebelión o por una insurrección palaciega semejante a la de Amenemhat I no ha sido suficientemente aclarado.

Esta inesperada muerte sin descendencia masculina (se ha especulado con la posibilidad de que el rey fuera padre de dos hijas prematuras cuyas momias se han encontrado en su tumba, según Howart Carter en su publicación de 1923-33, volumen III) llevó a su esposa Ankhesenamón a enviar una misiva a Hatti, al rey Shuppiluliuma, que se ha conservado hasta nuestros días en una tablilla cuneiforme.

Parte de la carta dice:

Mi marido ha muerto. No tengo hijos (puede significar que no le quedan hijos vivos). Me han dicho que tienes muchos hijos varones. Dame uno de tus hijos y será mi marido. Nunca tomaré como esposo a ninguno de mis siervos. Tengo miedo (La traducción está tomada de Campbell, 1964).

Este tramo del texto genera grandes interrogantes. ¿A qué es debida la falta de confianza de la reina con sus vasallos? ¿Sus temores son de orden político o religioso?.

El monarca de Hatti responde extrañado:


No me ha sucedido nada igual en toda mi vida.

Desde luego no era muy normal que la reina de Egipto pidiese como marido, para alzarse en el trono de Horus, al hijo de un extranjero por muy poderoso que este fuera.

Antes de enviar a un hijo suyo Shuppiluliuma manda un comisionado para estudiar la situación del país del Nilo porque sospecha que hay alguna trama política, pero su mensajero es bien recibido en la corte.

De nuevo más interrogantes. Si estudiamos el tiempo necesario para el envío de misivas, mensajeros y respuestas, se nos antoja complicado que el trono de Egipto permaneciera vacante durante tan largo espacio de tiempo. Una solución factible sería que la muerte del rey se hubiera ocultado por miedo a rebeliones o que a causa del golpe mortal recibido, Tutankhamón permaneciera en un coma prolongado.

La esposa real Ankhesenamón envía a Kani, embajador egipcio, de vuelta con su homónimo de Hatti en busca de un príncipe casadero. El relato sigue en boca de Ankhesenamón:


Por qué has dicho: ¿van a engañarme de esa manera? Si tuviera un hijo ¿hubiera escrito para mi vergüenza y la vergüenza de mi país a un extranjero? No me crees... quien era mi marido ha muerto. No tengo hijos. Nunca tomaré a un siervo mío para hacerle mi esposo. No he escrito a ningún otro país... Dame uno de tus hijos. Para mí será un marido, pero para Egipto será un rey.

El rey de Hatti oyendo las noticias de su enviado accede y manda al príncipe Zannanza que fue asaltado en el camino a Egipto y murió asesinado, lo que convirtió, como podemos suponer, al monarca de Hatti en una furiosa pantera y llevó al olvido a la esposa real.

Tras estos sucesos o durante ellos asciende al trono Ay que se convierte en el señor de las Dos Tierras. Algunos estudiosos han sugerido que este personaje sería hermano de la gran esposa real Tiy, casada con Amenhotep III. Por lo tanto sus padres serían Yuya y Tuya originarios, al parecer, de Akhmîn. El estudio de la titulatura de ambos personajes parece apoyar esta idea. Yuya se proclama (Urk IV 1895, 2-ss) padre divino y supervisor de los carros, títulos que adopta Ay (Urk IV 1997, 8).

Un aspecto muy interesante para nosotros es la teoría que sitúa al faraón Ay como padre de Nefertiti y, en consecuencia, de Mutnedjemet A.

¿Cómo justifica Ay su ascenso al trono de Egipto? Es posible que tuviera que tomar el mando del país de las Dos Tierras en una situación complicada, y si su legitimación no era de origen familiar, tendría que argumentarla ante las clases nobles y el pueblo egipcio.
Ay realizando el rito
de apertura de la boca
en la tumba de
Tutakhamón

La importancia del personaje es patente en el entierro de Tutankhamón. Envuelto en una piel de pantera como los sacerdotes “sem” y tocado con el casco azul oficia la ceremonia de apertura de la boca del joven muerto. ¿Era una forma de legitimar su ascenso al trono de Horus? No parece probable que fuera el heredero a la corona, sino más bien se vio avocado a ella por las circunstancias sociales, políticas y religiosas del país.

Es probable que la forma de legitimar su ascenso al trono se validara por el casamiento con la viuda de Tutankhamón, hija de Amenhotep IV (Akhenatón) y Nefertiti, Ankhesenamón, hecho refrendado por un sello de cerámica en el que aparecen los cartuchos reales de ambos (Urk IV 2108, 13), pero hay que recordar que en su tumba siempre aparece asociado a Ti(a).

Cuando Ay muere es enterrado en la tumba 23 del Valle de los Reyes, posiblemente excavada para Tutankhamón. Una vez que el faraón se fusiona con el  disco solar, forma muy egipcia para expresar la muerte de un monarca, Horemheb, alto general del ejército egipcio se hace con el poder. ¿Qué da derecho al militar a sustentar la doble corona? ¿Solamente su cargo de jefe de los ejércitos? Se ha especulado con la posibilidad de que el heredero a la corona fuese Nakhtmin (Urk 1908), posible hijo de Ay, que al parecer murió joven.

Sea como fuere, toma posesión del reino del junco y de la abeja. La genealogía del comandante del ejército no está clara, no puede vislumbrarse ni a través de los escritos ni de las excavaciones. Solamente una estela sinaítica custodiada en el museo de Leiden (V43) perteneciente a un noble que vivió durante el reinado de Thutmose IV, llamado Neby (Urk IV 1634, 6-7), parece presentar alguna información. En ella el insigne personaje está representado, en el primer registro, junto con su esposa Tauseret adorando a Osiris. En el registro inferior, el matrimonio, como es habitual en este tipo de estelas, recibe ofrendas de su hijo, un tal Horemheb. Si este personaje fuese el general del ejército su filiación quedaría aclarada.

En la tumba tebana 78 hay enterrado un escriba de reclutas del mismo nombre, pero su madre es Isis (Urk IV 1591, 6), por lo que no puede tratarse del hijo de Neby, que podría haber sido el faraón.

Otros autores llevan las especulaciones mucho más lejos. Si Horemheb hubiera cambiado su nombre en la época de Amarna, cosa poco probable, pues no tiene que ver con el dios Amón, podría corresponderse con el propietario de una tumba de la ciudad solar que fue supervisor de los trabajos y jefe de las tropas del rey, de nombre Paatonemheb.

Como vemos las cosas no están claras y solamente nuevos descubrimientos nos permitirán resolver el asunto.


Tumba del general Horemheb en Saqqara.
El faraón militar se desposó en dos ocasiones, primero con Amenia, una sacerdotisa de Amón de la que no se tienen muchas noticias y que suponemos que falleció durante el reinado de Ay, que fue enterrada en la tumba que en Saqqara se construyó, el por entonces general Horemheb.

Más tarde toma como esposa a Mutnedjemet B, enterrada en la misma tumba.


Escultura de Turín.
De la reina consorte de Horemheb se ha conservado una estatua doble, hoy expuesta en el museo de Turín donde aparece Mutnedjemet junto a su esposo, el faraón y, que como veremos más adelante, es de vital importancia para el proceso de legitimación del rey. Curioso es el relieve del trono donde se asienta la reina. En él vemos una esfinge junto a la titulatura de la Mutnedjemet y unos tallos de papiro.

Aparte de la escultura italiana, existen otras dos evidencias más de este matrimonio. Un vaso de alabastro encontrado por Martín donde se puede leer ‘la cantante de Amón y esposa real Mutnedjemet’ y los grabados de la tumba de Roy en donde aparece Mutnedjemet junto a Horemheb.

¿Pueden ser Mutnodjemet A y B la misma persona? Fue Heinrich Brugsch el primero en apuntar esta posibilidad. Aunque no hay evidencia de que ambas mujeres fueran la misma existen datos que dirigen nuestra mirada hacia esa posibilidad.

Volviendo al inicio de la disertación, no hay evidencia de que Mutnedjemet A estuviera viva en época de Ay, pues su rastro se pierde en el reinado de Smenkara. Durante 14 ó 15 años no sabemos nada de ella. Esto dificulta su identificación con Mutnedjemet B. A pesar de ello y teniendo en cuenta la crisis atoniana, es posible que muchos de los principales personajes de la época de Akhenatón, pasaran a un segundo plano y no tuvieran gran trascendencia en la vida pública tras la restauración del culto a Amón.

Susan James aporta una prueba que pudiera aclarar el panorama un poco, indicando de Mutnedjemet A estaría viva en el reinado de Tutankhamón.


Pieza de calcita asignable a
Mutnedjemet.
Hay una pieza de calcita, para más señas un barco ceremonial, que podría haber servido como vasija, encontrado en la tumba del faraón por Carter, en la que se aprecian dos figuras. En la proa de la nave se ve a una mujer tocada con peluca nubia (recordad las primeras descripciones de Mutnedjemet A) y de la que algunos estudiosos han sugerido su parecido con el retrato del museo Metropolitano de Nueva York que estudiamos al comienzo de la conferencia ¿Sería Mutnedjemet A o Ankhesenamón? El segundo pasajero, y de aquí la conclusión, es una figura enana. Recordad los dos acompañantes habituales de la hermana de Nefertiti, enanos.

Este objeto, asignado a Ankhesenamón, mujer del rey muerto, alargaría la vida de Mutnedjemet A acercándola a la de Mutnedjemet B si los expertos cambian su asignación.

¿Con quién se habría desposado Mutnedjemet A? Es lógico pensar que la hermana de Nefertiti se casara con un noble de alto rango como correspondería a su condición social, quizá en la línea sucesoria. Se ha pensado en Nakhtmin, el posible hijo de Ay, a quien una estatua de caliza fechada en el reinado de Ay lo describe como hijo del rey de su cuerpo (esta lectura es solamente probable, pues el estado de la línea no permite asegurarla).

Es posible que el nombre de este personaje fuera tomado del de su tío, un escriba real y comandante del ejército del señor de las Dos Tierras durante el reinado de Amenhotep III, que era cuñado de Tiy, esposa de Ay, casado con Mutenemheb, hermana de la reina.

¿Cómo podemos avanzar en nuestro estudio para concluir que la hermana de Nefertiti y Mutnedjemet B son la misma persona?

Desconocemos el lugar de enterramiento de Mutnedjemet A, lo que favorece la tesis de que sea la mujer enterrada en la tumba de Saqqara del general Horemheb. Esta mujer falleció de parto, puesto que al lado de su momia se enterró un feto como afirma Scheneider.

Las nuevas tecnología en el campo de la genética molecular y secuenciación de ADN pueden llevar luz a este problema. Analizando el ADN de la momia de Mutnedjemet B de Saqqara y comparándolo con el de la reina Nefertiti saldríamos de dudas. El problema estriba en dónde se encuentra Nefertiti. Susan James propone que la momia llamada “Elder Lady” hallada en la cachete de la tumba de Amenhotep II sería la de Nefertiti (Otros autores piensan que es imposible porque la edad que se atribuye al cadáver es el de una mujer demasiado joven para ser el de la reina de Egipto).

Como podemos ver los problemas son, de momento, insalvables.

Entrando el campo de la lógica especulativa. Si Nakhtmin era el heredero a la corona por ser hijo del faraón Ay, su mujer sería la representante del poder dinástico. Quizá Mutnedjemet. Aquí tendríamos una clara divergencia, Mutnedjemet A estaría legitimada por ser hermana de Nefertiti y Mutnedjemet B por ser la esposa de Nakhtmin, supuesto hijo de Ay.
Estatua de Horemheb y
su esposa Amenia.

Horemheb necesitado de legitimar su ascenso al trono, toma en nupcias a la heredera viuda. Observad que ambos son representados con el mismo tamaño en la estatua de Turín 1379 (Urk IV 2114-6) cosa que no ocurría con la estatua de Amenia.

Analicemos ahora los distintos factores que pudieron influir en la legitimación de Horemheb.

1. La legitimación social. El pueblo tendría que ver con buenos ojos el ascenso al trono del nuevo monarca. Dos son los factores que pudieron determinar esta legitimidad: la estirpe real del propio Horemheb o la de su reina consorte. En el primer caso las dudas sobre el origen del general son demasiado poderosas como para poder considerar su ascendencia real. En el segundo, el origen real de su esposa, parece más plausible, ya sea Mutnedjemet A por ser hermana de Nefertiti o Mutnedjemet B por ser esposa del heredero al trono, si es que no son la misma persona.

El elemento básico en la justificación de Horemheb como faraón radica en la estatua del museo de Turín. Observaremos dos hechos trascendentes. El primero es la presencia del texto de legitimación en una estatua con Mutnedjemet y no en cualquier otro lugar, una estela por ejemplo, como aquella en la que inscribió el famoso decreto. Por otro lado, el aspecto anteriormente comentado del tamaño uniforme entre el rey y la esposa real. Ambos argumentos tienen muy poco peso para considerarlos decisivos.

Sobre el origen real de su esposa. La legitimación por casamiento del rey Horemheb vendría dada en el caso de Mutnedjemet A por ser hermana de Nefertiti y en el de Mutnedjemet B por ser esposa del supuesto heredero al trono. Si ambas Mutnedjemet fueran la misma persona, el problema estaría resuelto, aunque Mutnedjemet B no hubiera contraído matrimonio con el heredero a la corona. Si no fuera así y Mutnedjemet B ni fuese Mutnedjemet A ni viniese de estirpe real habría que buscar otros factores que hubieran hecho accesible el trono de Egipto al general Horemheb, quizá su propio prestigio militar.

2. El segundo aspecto es la legitimación política, a través de su titulatura. En este campo hay dos textos sobresalientes que conviene comentar.

¿Era Horemheb considerado el sucesor al trono tras la muerte de Ay o tuvo que hacerse con el poder tras el fallecimiento del soberano? ¿Su matrimonio con Mutnedjemet fue anterior a la muerte de Ay o una necesidad para legitimar su ascenso al trono de Horus?.

Estatua de Horemheb del
museo Metropolitano de
Nueva York.
La estatua del rey, conservada en el museo Metropolitano de Nueva York (23.10.1) en la que se le muestra sentado a la manera de un escriba, donde se hace llamar jdnw nswt n tp tAwyRepresentante del rey al frente de las Dos Tierras’. Si Horemheb fue nombrado heredero por Tutankhamón ¿por qué no le sucedió? Quizá no pudo llegar a tiempo de alguna de sus campañas o se le ocultó la muerte del rey. En cualquier caso fue Ay quien tomó las riendas del poder en el país de la doble corona, quizá con la pretensión de legitimar a su hijo Nakhtmin quien, para ello, se casó con la insurrecta Ankhesenamón.

El otro documento está inscrito en el pilar posterior de la famosa estatua de Turín. Se hace llamar rpat n tA pn mi-qd.f El noble de toda esta tierra entera’. La reunión de los dos títulos en la misma persona fuera de las estirpes reales solamente se ha encontrado en dos generales del ejército que llegaron a gobernar el país: Horemheb y Ramsés I (Urk IV 2175, 4).

Pero a pesar de todas estas cosas, un rey sin el beneplácito divino, sería un monarca de segunda categoría.

Varias son las implicaciones religiosas del texto de Turín.

a. Salió del vientre adornado de prestigio y revestido del color divino. Recordad el cuento del papiro Westcar que narra el advenimiento de la dinastía V, en el que se describe la naturaleza de los niños reales. En el caso de Horemheb, esta alusión es un elemento claro de propaganda, pues no está justificado su origen real.

b. Su padre Horus  (evidentemente hace alusión a su nombre de pila, Horus en el festival) estaba tras él... conocía el momento en el que se le otorgaría la realeza. Clara justificación divina.

c. Cuando el deseo de este insigne dios, Horus, señor de Hemetnesut, deseó establecer a su hijo sobre su trono... (lo llevó) para presentarlo a Amón, para que se le transmitiese su función real. La majestad de este dios, Amón, percibió a Horus, señor de Hemetnesut, y a su hijo que estaba con él, quienes habían llegado para presentarse con la intención de que se le concediera su función y su trono. Luego se aproximó a este príncipe... se dirigió al palacio y situó a Horemheb ante él, en la capilla perur.

Amón, señor de los tronos, acoge al nuevo pretendiente al trono. Su legitimación queda completada.

El ascenso al trono del rey generó un nuevo tipo de legitimidad, la generada por el respeto de su pueblo. Además de ser un excelente general del ejército fue un gobernante transformador que mantuvo a Egipto dentro del plano histórico que le correspondía.

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